domingo, 14 de octubre de 2012

Que no se pierda la bonita costumbre.

Y fue ahí cuando me di cuenta de que ya no era el mismo, cuando esos cuerpos comenzaron a llamar mi atención. Quizá sigo confundido, pero estoy seguro que todo comenzó hace cinco años.
Esta semana ha sido la más difícil. He dejado mis principios a un lado.  Lo he tomado el brazo y lo he besado hasta que se entumieran mis labios.
La cita fue el viernes en el anden del metro Tacuba; hasta atrás dirección Tasqueña. Para que no se perdiera la bonita costumbre. Cuando lo vi, sólo puede besarlo. Era demasiado evidente que nuestros cuerpos no se habían olvidado.
Comenzamos a discutir por qué habíamos tardado un año en llegar a ese estado de éxtasis. Recuerdo que el año en que lo conocí, aproximadamente cinco años atrás, era un año caluroso. Apenas comenzaba a asimilar lo que me hacía diferente de mis hermanos,  amigos, tíos, padres.
Necesitaba otras razones para estar seguro que hacía lo correcto. Pero… ¿Qué es lo correcto? ¿Acaso es correcto ocultar lo que sientes? ¿Acaso es correcto hacer lo que no sientes? ¿Es correcto ocultar lo que sentía en ese momento?
No supe que contestar, ese viernes, cuando me preguntó si estaba dispuesto a entregarme aunque el mundo estuviera en nuestra contra. ¿No era suficiente prueba el estar ahí? Al parecer no era la prueba que esperaba.
Solo puedo pensar, discutir, intentar huir, besarle. Tomarlo de la mano o por la cintura; gritarle que lo amo. Pero… ¿Qué es lo más correcto?
Muchas personas nos veían, susurraban cosas, miraban con desdén aquella escena de dos humanos peleando. Sonreían amistosamente o solo se burlaban. Era una situación demasiado incómoda. ¿Por qué nos juzgan? ¿Por qué no comprenden que nos amamos? ¿No saben lo difícil que es amar? ¿Nunca habían pasado por una situación similar?
Tomó mi mano y dijo: “No importan esas miradas, no importa cuán lejos estemos, sólo importa amarnos; Sólo importa este momento. Bésame y no me sueltes nunca”. Lo tomé por el cuello y comenzamos aquel ritual.
Decidí llevarlo a su casa por caballerosidad. “No importa cuán lejos estemos”. Esa frase no ha podido salir de mi cabeza desde el viernes. Hoy es domingo. Hemos decidido vernos mañana. Aún creo que ha sido buena idea.
¿Acaso soy un enfermo mental por ir en contra de lo marcado por la sociedad? ¿Qué dirá mi padre cuando se entere? ¿Qué pasará mañana por la tarde?
Sigo sin saberlo…

"Wicked Game- Chris Isaak" http://www.youtube.com/watch?v=E7dwH5m3Cao

4 comentarios:

  1. ¡Ay, nanita! Me gustó mucho cómo planteas el dilema familiar y social. El día que sea pecado amar, ya no valdrá la pena de seguir viviendo. ¿O para qué? ¿Nada más para ser mano de obra? ¡Ay! ¡Muy bien! ¡Adelante! Hay que cuidar esos tiempos verbales. Ya quiero saber qué pasa en la próxima entrega.

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  2. Me dejaste con la intriga de saber qué sucederá en el siguiente capítulo.

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  3. Me gustó tu modo narrativo. Espero la siguiente entrada.

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  4. Esperemos que no explote tu papá si se entera. Muy bueno

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